Nour H. L.

Algunos dicen que no existes, astagherullah. Si voy a escribir lo siguiente, es porque yo también tengo libertad de expresión. Eso sí, a diferencia de muchos, yo lo haré con respeto y tolerancia.  ¿Nunca os habéis preguntado si estáis en lo correcto? ¿si todo en lo que creéis es cierto? ¿Si todo lo que veis es real?  En vez de esperar a que os den la información en bandeja, buscad la verdad por vosotro/as mismo/as. ¿No creéis que eso sería lo más justo? En vez de juzgar, insultar, discriminar, afirmar y negar x temas ideologías, creencias, costumbres, culturas... Personas, poneos en el lugar y descubrid mediante fuente verídica y original en lo que consiste todo eso a lo que os referís. Eso sería justo. Últimamente, por no decir desde siempre, los medios de comunicación son los que más cometen dichas acciones, haciendo que el pueblo crea en bastantes definiciones. Y eso que la mayoría son puras mentiras, falsedades e hipocresías. ¿Sabéis cómo se le denomina a esto? M

El mundo del transporte público es algo totalmente desconcertante y curioso. Personas corriendo como si les fuese la vida en ello, otros caminando y mirando de vez en cuando sus relojes... Cada uno con su estilo, su propia personalidad... Cada uno siendo único. Todo es diferente. Son vidas distintas, rumbos distintos, destinos distintos. Lo dicho, todo es diferente.   Siempre que me hallo en Madrid, sobre todo en Atocha, observo detenidamente a mi alrededor y me fascina de una forma impresionante pensar acerca de lo que veo. ¿El qué exactamente? Pues la evolución de la tecnología, el hecho de que cada uno tenga un destino fijado, alguien que le está esperando o no en casa, unas tareas que hacer, unos sueños que cumplir, unas metas a alcanzar... Es precioso.   Luces iluminando las interminables calles y lugares recorridos con la mirada desde el otro lado de la ventana del tren. Bajar, subir a un metro, bajar, subir escaleras mecánicas y finalmente pisar tierra firme. Y pensar

El silencio mata, la ignorancia ciega, y lo sucedido me supera.   Oh Siria, querida Siria. ¿Qué puedo hacer yo? Me siento una cómplice de esta injuria.   En pleno siglo XXI, del que tanto presumen de evolución, no se salva ni uno, de la abominación.   Oh Siria, inocente Siria. ¿Qué puedo hacer yo? Me siento una cómplice de esta injuria.   Me dirijo a todos en este momento, ¿cómo nos llamamos? ¿seres humanos? pero, humanidad deriva de humanos, ¿no? Entonces no todos podemos considerarnos todos seres humanos según la propia definición.   ¿Dónde estáis todos aquellos que tras lo ocurrido sobre la revista Charlie Hebdo no dudasteis en subir una foto a favor de la supuesta libertad de expresión, mejor dicho, falta de respeto, y en contra del terrorismo? ¿Dónde estáis? ¿Dónde estáis todos los que os manifestasteis en dicho momento? ¿Dónde? Que alguien dé la cara por favor.   Seguramente, muy poca gente esté al tanto de lo que está sucediendo, no sol

Alegría, tristeza, miedo, asco e ira. Esta tarde he visto una película preciosa, hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto. Eso sí, no me sorprende demasiado, ya que es de esperar en una película de Disney Pixar y con solo ver el tráiler ya quería verla de inmediato.   Una vez más, gracias a  estas películas extremadamente espectaculares, he vuelto a casa contenta y con un recuerdo feliz que quedará guardado en la biblioteca de bolas que se halla en nuestros cerebros, retóricamente.   He de admitir que en mi vida he experimentado constantemente varias emociones en cuestión de segundos. Ora reía, ora estaba a punto de llorar... Pero me aguantaba o ya me estaba riendo por la siguiente secuencia. Ha sido increíble. La sala del cine estaba en conexión con la pantalla de forma intensa. Se han oído a niños llorando, a jóvenes y adultos reírse y a ambos haciendo lo contrario.   Lo que más me ha llamado la atención es las dos caras que tiene dicha peli. Los niños veían la histor