ALL THE BRIGHT PLACES... ALL

El mundo del transporte público es algo totalmente desconcertante y curioso. Personas corriendo como si les fuese la vida en ello, otros caminando y mirando de vez en cuando sus relojes... Cada uno con su estilo, su propia personalidad... Cada uno siendo único. Todo es diferente. Son vidas distintas, rumbos distintos, destinos distintos. Lo dicho, todo es diferente.

 

Siempre que me hallo en Madrid, sobre todo en Atocha, observo detenidamente a mi alrededor y me fascina de una forma impresionante pensar acerca de lo que veo. ¿El qué exactamente? Pues la evolución de la tecnología, el hecho de que cada uno tenga un destino fijado, alguien que le está esperando o no en casa, unas tareas que hacer, unos sueños que cumplir, unas metas a alcanzar... Es precioso.

 

Luces iluminando las interminables calles y lugares recorridos con la mirada desde el otro lado de la ventana del tren. Bajar, subir a un metro, bajar, subir escaleras mecánicas y finalmente pisar tierra firme.

Y pensar que hace siglos los viajes se realizaban a pie, a caballo, en camello, en carruaje, etc. No había ni coches ni trenes. No había ningún otro prestigioso móvil avanzado creado por el ser humano, aunque, en mi opinión, no creo que haya algo en la faz de la tierra más complejo y asombroso que la propia naturaleza.

 

Aun así, me impresiona el desarrollo del trabajo humano: construcción de túneles, ceras, carriles, escaleras y cualquier otra edificación o creación humana. Pero claro, todo ello gracias al hecho de tener un cerebro perfectamente diseñado por el Creador. Subhanaallah y mashaallah.

 

Estaría genial que todos supiéramos valorarlo.

 

 

Nour H. L.