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Hoy quiero hablar de algo que me tiene desconcertada, el sistema educativo, al menos aquí en España. Eso sí, admito que no en todas las instituciones se da el caso que voy a contar a continuación, ya que, gracias a Dios, aún existen profesores de vocación que lo dan todo en su trabajo y se esfuerzan por hacer que sus alumnos aprendan, no solo que aprueben.

La participación en clase, ¿cuántas personas se animan a responder o a levantar la mano cuando un/a profesor/a realiza una cuestión? ¿Cuántos? Hay estadísticas y estudios sobre ello y, por ejemplo, la participación en clase en Alemania es mayoritaria.

¿Quién tiene la culpa de que haya alumnos que no se atrevan a preguntar cuando tienen dudas? ¿Quién tiene la culpa de que más de la mitad de la clase no participe a no ser que el/la profesor/a le pregunte directamente? Y es que, en ocasiones, ni aun así responden todos a excepción de un mero "no sé".

Esta semana me he sentido bastante decepcionada, ofendida y humillada. Sinceramente, yo siempre he sido una persona participativa, cuando tengo una pregunta la realizo, no me quedo con la duda y no me gusta dejar nunca al profesor sin una respuesta cuando pregunta algo, ya que me siento culpable y evito ser parte de los que solo miran a la mesa, al suelo o a cualquier otra parte con tal de no contestar y dejar que el tiempo transcurra. 

El caso es que yo pensaba que en la universidad los/as profesores/as no nos preguntarían nunca a los/as alumnos/as, me imaginaba que las clases serían explicadas sin consideración del alumnado y que al final de la clase, estos/as podrían dirigirse al profesor en privado para resolver las dudas. Pero no, no ha sido así, hasta ahora, los/as profesores/as que he tenido nos han hecho muchas preguntas y esperaban que participásemos, es más, afirmaban que lo que querían en sus clases era la participación de una clase activa aparte de la explicación propia. Y me alegro mucho de que así se dijera, ya que opino que así se aprende mejor y así se sube la autoestima de todos en cierta manera. Los/as alumnos/as necesitamos motivación, y no digo que sea completa responsabilidad del profesorado, sino que también requiere fuerza de voluntad e iniciativa de parte nuestra.

Pero nada es lo que parece ser, ha habido profesoras, no solo una, que ya me han contestado de forma ofensiva, y no solo a mí, cosa que no me esperaba para nada, ya que lo único que he hecho ha sido responder y preguntar con la mejor de las intenciones cuando nos decían "¿alguna duda?", "¿qué opináis sobre ello?", "¿tenéis alguna idea al respecto?", etc. 

Nos exigen respeto, educación y un comportamiento digno de ser universitarios/as, pero a la hora de la verdad ni ellos/as mismos/as lo cumplen. Me parece algo trágico y no exagero.
Normal que luego los/as alumnos/as no participen o tengan miedo de ser humillados/as si abren en alguna ocasión la boca, si luego, pasa lo que pasa. Las cosas se pueden decir de infinitas formas, y lo que se debe intentar siempre es nunca herir los sentimientos ajenos o de ofender a nadie.

Inspira confianza,
espira duda. 
Las clases presenciales no consisten solamente en asistir a clase y observar como robots a la pantalla expositiva del temario o al profesor que va explicando sin parar. También se requiere de la interacción entre los/as alumnos/as y entre estos/as y el/la profesor/a. ¿No creéis? 

Pienso que es vital expresarse, compartir los conocimientos y aprender el uno del otro. En vez de callarse por miedo a ser juzgado/a. Deberíamos ponernos en el lugar de los demás, mirar los temas desde diferentes perspectivas y, sobre todo, tratar a las personas como nos gustaría que nos tratasen a nosotros/as. 

En cuanto a los/as profesores/as considero que deberían animar a los/as alumnos/as a compartir sus opiniones y a resolver sus dudas. Y nunca humillarles, regañarles o desaprobarles por ello, ya que está en juego la dignidad, la confianza y la autoestima de la persona. 


Confianza
Os animo a que tengáis confianza en vosotros/as mismos/as y que nunca os bloquee nadie pase lo que pase. 

Por último, me gustaría agradecer a mis amigas Natalia, Alejandra, Patricia y Salma por haberme reconfortado tras lo ocurrido. 



Nour H. L. 

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