ALEPPO

Masacres, más masacres y crímenes atroces siguen ocurriendo día sí y día también. Genocidios en pleno siglo XXI. Sinceramente, ya el siglo ni importa cuando se siguen viendo estas barbaridades en el mundo. Ya no importa si estamos viviendo grandes avances tecnológicos, médicos, científicos, etc. cuando en realidad no podemos presumir totalmente de un desarrollo humano, ya que sufrimos un retraso claro por el lado más humano. 

Nos llamamos a nosotros mismos humanos, sin embargo,
mostramos poca evidencia de humanidad.
Ciertamente, me da hasta vergüenza admitir que todos somos seres "humanos" cuando esa misma "humanidad" que nos caracteriza se desvanece. ¿Cómo es posible que sigamos sentados en nuestras cómodas sillas comiendo a la vez que vemos en meras pantallas a personas iguales a nosotras siendo asesinadas y torturadas a más no poder? ¿Cómo es posible que durmamos con la conciencia tranquila sabiendo que en el mismo momento en el que uno se halla acurrucado en su cama hay otras personas que están viviendo los peores días de sus vidas? ¿Cómo es posible no sentir empatía? 

Se me parte el alma. No sé cómo reaccionaría en el lugar de estos valientes ciudadanos sirios que desean la paz en su país. Y digo valientes porque lo son, son unos valientes, son sus propios héroes. Han visto lo imaginable, han vivido situaciones que hacen a uno morirse por dentro poco a poco de forma desgarradora. ¿Por ejemplo? Ver a sus propios padres y hermanos morir delante de sus ojos y ser consciente de que no los volverán a ver en esta vida. Me equivoco, la palabra que debería utilizar en esta última oración no es precisamente "morir", sino "ser asesinados brutalmente". 

Los sirios son los primeros que no quieren abandonar su país, son los primeros en querer seguir viviendo en la tierra en la que crecieron junto a sus seres queridos. Es evidente, aunque parece ser que no para todos, el hecho de que ellos no quieren ser refugiados. Ellos quieren la libertad, quieren poder despertarse en su propia casa sin plantearse cuándo volverán a bombardear o si esta vez les tocará a ellos ser bombardeados. Estas personas, que nunca olvidemos que son personas, quieren la paz y quieren tener sus derechos fundamentales. 

Me siento impactada al ver la fuerza que tienen estas personas, desde los más pequeños hasta los adultos. Les admiro, de verdad. Tienen una capacidad inmensurable... Ahora mismo soy incapaz de describir todo lo que siento por dentro, pero no es nada comparado con lo que sienten los sirios y las personas de otros países más que están sufriendo algo parecido.

Aparte de rezar por ellos, que es una opción que personalmente considero importante, ya que soy creyente, hay algo que podemos hacer. Y eso es de lo que me gustaría hablaros a continuación:

Hoy he estado en una conferencia (mesa redonda) organizada por varias asociaciones de la UCM (Universidad Complutense de Madrid) con el objetivo de ayudar a los refugiados (os dejaré aquí abajo una foto que muestra el nombre de las asociaciones y plataformas de voluntarios formadas y creadas con el objetivo ya mencionado). 

En esta conferencia hablaron varias personas voluntarias explicando primeramente la situación que están viviendo los refugiados, no solo de Siria y otros países árabes, sino incluso de Colombia, dato que desconocía. Posteriormente explicaron actividades que se habían desarrollado para sensibilizar e informar a la gente y, además, explicaron formas de ayudar a los refugiados, y he de añadir que me sorprendió muchísimo la gran fuerza de voluntad y el corazón tan grande de estos sujetos. Había tres chicas que ya habían ido a Grecia a ayudar a los refugiados. No solo se conformaron con poner su granito de arena en España, sino que, como bien decía una chica, algo les movía por dentro y no les bastaba solo entregar ropa o comida a las asociaciones para que luego se encargaran de llevarla. 

Esto me ha hecho pensar bastante, y me gustaría hablar de ello con más detenimiento en un futuro cercano, cuando me haya informado más y así poder explicaros también de qué maneras podríamos hacer algo, ya que supongo que muchos de vosotros, al igual que yo hasta hace nada, os planteáis cómo podríais ayudar y si podéis realmente hacer algo al respecto. Me alegra poder deciros que ya tenemos una respuesta: sí. 


Haya paz.



Nour H. L. 

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